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Ganadores de las becas de formación

Gracias a todos los que habéis participado, recibimos muchísimas solicitudes y no fue fácil escoger sólo dos ganadores. Habéis dado mucho trabajo a los jurados tanto el de la beca del curso de Fotografía Documental de Autor que estuvo formado por Laia Abril, Arnau Bach, Camilla de Maffei, Eugeni Gay e Isabel González; como el de la beca del curso de Edita y Produce tu Fotolibro compuesto por Ramón Pez, Aleix Plademunt, Rita Puig-Serra y Dani Pujalte.

Finalmente se ha determinado que los ganadores son: Emanuele Nutile para la beca de Fotografía Documental de Autor y Lita Bosch para la de Edita y Produce tu Fotolibro.
¡Enhorabuena y a seguir trabajando!

BECA DOCUMENTAL DE AUTOR

El fotógrafo italiano Emanuele Nutile (www.emanuelenutile.com) presentó su trabajo Dolca Amaro un reportaje fotográfico sobre la dura vida de dos hermanos campesinos ancianos en Castelvetere sul Calore, Italia.

La decisión estuvo basada en la calidad del proyecto presentado, especialmente por su dominio del color y de la composición además de la variedad de recursos narrativos utilizados. Emanuele ya cuenta con un lenguaje propio como autor y mucho potencial para desarrollarlo, por lo que se consideró que su participación en el curso será fructífera en ambos sentidos.

 

 

BECA EDITA Y PRODUCE TU FOTOLIBRO

La fotógrafa catalana Lita Bosch (www.litabosch.com) participó con Everydayness un proyecto de diario personal aún en desarrollo en el que la autora reflexiona sobre su nueva realidad en un contexto extraño al que progresivamente se va adaptando.

En su caso se valoró el atractivo de la propuesta, su apertura y que escapa de los límites en su planteamiento, rehuyendo de los referentes clásicos del diario personal. Incorpora diferentes elementos gráficos y fotográficos, así como una riqueza narrativa que plantea múltiples posibilidades a la hora de trabajar la edición del proyecto para el formato libro.

 

 

“Enfrentarme a formas de actuar tan alejadas de mi modo de entender la vida me hace juzgar menos y ser más libre”

‘Ánima’ es un proyecto de nuestra alumna Támara López Seoane y nace de su inquietud por comprender la taxidermia y analizar el porqué de su existencia. Atendiendo a su valor simbólico, el reportaje descuelga esta artesanía de la pared para mostrar de qué está realmente relleno un animal disecado. Para quien lo practica, esta disciplina se convierte en un ritual necesario y cargado de sentido que sirve como herramienta para enfrentarse a la temporalidad de la vida y asumir la muerte. Esta razón de ser se llama Ánima y es a su vez lo que nutre, orienta y da vida a este trabajo. Este proyecto fue realizado durante el curso de fotografía documental de autor.

¿Por qué decidiste explorar el mundo de la taxidermia con tu trabajo  ‘Ánima’? ¿Cuál fue tu punto de partida para querer explorar este mundo?

Decidí explorar la taxidermia por que me intrigaba entender el sentido de esta artesanía. Pensar en el proyecto me generaba muchas contradicciones, mi ética con los animales chocaba con la atracción por su estética y su concepto. Todo esto fue una motivación para seguir trabajando, empecé a leer libros y artículos sobre arte, zoología y caza para ubicar este ritual. Todavía no sabía muy bien como enfocar el proyecto cuando comencé a ponerme en contacto con diferentes taxidermistas. Cuando conocí a Manel todo fluyó solo, podría decir que su taller fue el punto de partida para explorar este mundo.

¿Cuáles fueron los mayores obstáculos con los que te encontraste a lo largo del proyecto?

El primer obstáculo fue introducirme en un mundo tan alejado de mi entorno. Casi todos los taxidermistas con los que me puse en contacto desconfiaron de mis intenciones, me rechazaban por miedo a que fuese a utilizar las imágenes en su contra. El segundo obstáculo fui yo misma, realmente me costó ver tantos animales muertos, sobretodo al principio, no era un entorno demasiado acogedor y me encontraba un tanto incomoda e insegura con el proyecto.

¿Por qué elegiste un lugar como el Observatorio para realizarlo?

Me gustó como estaba planteada la escuela y tuve la oportunidad de ver la presentación de los trabajos de los alumnos del año anterior, sin dudarlo me animé a realizar el curso de Documental de Autor. Cuando llegué a El Observatorio pensaba que mis fotos eran correctas y aburridas, todo lo que había aprendido hasta entonces estaba lleno de reglas y limites, y llegados a este punto necesitaba desencorsetarme. Me pareció el sitio perfecto para hacerlo, y así fue.

Parece que el oficio de taxidermista se sitúe en el extremo opuesto de la vida y del amor a la naturaleza. ¿Mediante este proyecto conseguiste derribar prejuicios asociados a este oficio?

He conocido taxidermistas que realmente viven, conocen y respetan su entorno. Entienden la taxidermia como una especie de homenaje a la naturaleza, negando su muerte y convirtiéndola en inmortal. Es algo totalmente contradictorio, pero quizás sea eso lo que más me atrae del proyecto. Enfrentarme y entender formas de actuar tan alejadas de mi modo de entender la vida me hace juzgar menos y ser más libre.

Gracias a este proyecto te otorgaron la beca del Seminario de Fotografía y Periodismo de Albarracín. ¿Tienes ya un proyecto entre manos? ¿Nos puedes dar algunas pistas?

Mi nuevo proyecto pretende ser un homenaje a la memoria de Estrella, mi abuela que desde hace unos años padece demencia senil. Se titula “Corno do boi”, el nombre de la montaña donde ella ha residido prácticamente toda su vida. En la actualidad vive en la ciudad, pero la abuela que yo recuerdo y la que ella misma evoca sigue residiendo entre montañas lucenses, su casa aun contiene toda su esencia, y al igual que ella, está cayendo en el olvido.

«Cuando una fotografía es buena, porque tiene una parte de ti, se podrá interpretar tantas veces como se mire»

A veces parece que algunos lugares tengan una magia especial. En estos lugares hemos vivido experiencias extraordinarias que muchas veces, con el paso del tiempo, dudamos si fueron reales. Muchas de estas experiencias aunque han podido ser breves han sido intensas y nos vienen a la memoria como un sueño; una ilusión que al cabo de los años queda reducida a una imagen, a una coreografía plástica llena de sensaciones. Nuestro alumno Joan Juanola fue en busca de estos lugares mágicos para inmortalizarlos en su proyecto ‘Tot va ser abans’, dentro del curso de fotografía documental de autor.

¿Qué relación tienes con el Observatorio? Háblanos sobre tu experiencia personal allí. 

Estaba buscando un curso para poder compartir experiencia y trabajo con otras personas interesadas en la fotografía.  Buscaba la ayuda y el ánimo para dar el primer paso hacia una nueva manera de fotografiar, y también para mí era muy importante contrastar y mejorar el criterio a la hora de evaluar y editar mi trabajo.

Nos puedes explicar cómo fue el proceso de desarrollo de tu proyecto ‘Tot va ser abans’ dentro del curso de fotografía documental de autor?

Fue una ruptura con la manera de hacer fotografía que había practicado hasta entonces. Una manera de trabajar diferente, dentro del marco de un proyecto que incluyó un trabajo previo de investigación, reflexión teórica y la toma de decisiones de carácter formal, entre otras cosas. También dio respuesta a muchas dudas que enriquecieron el resultado final y que me han ayudado a fotografiar de una manera más personal.

¿Una vez terminado tu proyecto y el curso ha cambiado algo en tu manera de pensar y sentir la fotografía?

Básicamente ha cambiado mi manera de trabajar. Ahora trabajo por ‘proyectos’ que pueden ser cortos o largos. De proyectos de un día a proyectos que quizás no acabaré nunca. Esto me ayuda a definir, por ejemplo, los objetivos, el tipo de investigación necesaria, el calendario de realización, las decisiones técnicas y formales más adecuadas, etc. Para mí es una guía que en todo momento me ayuda a no perder de vista lo que quiero conseguir comunicar fotográficamente, pero siempre abierto a nuevas aportaciones, nuevas vías de trabajo y siempre intentando cumplir el calendario previsto.

Intento que mi fotografía, en todos los proyectos, parta de mi bagaje cultural y de mi experiencia vital. Me gusta conseguir que la persona que mira una fotografía mía se vea como en un espejo y pueda decir “este soy yo”. Esto se puede conseguir cuando se comparten sentimientos, sentimientos que son universales y que todos tenemos. Cuando una fotografía es buena, porque tiene una parte de ti, se podrá interpretar tantas veces como se mire. Estas fotografías son las que aguantan el paso del tiempo.

¿Cuáles son los conceptos o ideas más presentes en tu obra fotográfica?

Desde que acabé el curso mis proyectos cada vez son más “autobiográficos”. Con esto no quiero decir que intento explicarme a mí mismo en cada fotografía que tomo, por muy documental que sea. De esta manera me gustaría poder encontrar un estilo personal.

¿Qué actitud consideras más importante a la hora de empezar un nuevo proyecto?

Creo que lo más importante es escuchar. Ser receptivo a todo y saber distinguir lo que puede ser importante para nuestro proyecto. Dejar los prejuicios que podamos tener y buscar siempre la complicidad de los participantes. Siempre trabajar desde el rigor y el respeto, especialmente con las personas y colectivos socialmente desfavorecidos.

Entrevista: Tatiana Moret Ruz

Entrevista a Cristina Quílez

El proceso de fecundación in vitro es un tratamiento médico que conlleva una gran carga emocional. ‘Tot això va sobre l’amor’ es el título del proyecto que nuestra alumna Cristina Quílez realizó durante el curso de fotografía documental de autor. Cristina focalizó su experiencia centrándose en las emociones: el amor hacia el hijo no nacido y los miedos y sentimientos de culpa que acompañan durante el proceso. Aquí podréis visualizar el proyecto completo en formato multimedia.

Cuéntanos como fue tu paso por El Observatorio a nivel personal y a nivel profesional.

Cuando busqué un proyecto para continuar formándome quise algo que me alejara del tipo de fotografía que estaba haciendo hasta el momento, distanciarme únicamente de la búsqueda de la belleza y centrarme en la historia, profesionalmente eso me permitiría explicar más con mis fotografías. A nivel personal, al ser un proyecto enfocado a mi experiencia ha servido de re-conocimiento y de vista del proceso desde ángulos que de otra manera no hubiera visto y hubieran pasado delante de mí sin darle la importancia que descubrí que tenían.

Tu proyecto presentado ‘Tot això va sobre l’amor’, va sobre tu proceso fecundación in vitro. ¿Te costó mucho abordar y encaminar el tema debido a la carga emocional del proyecto?

Tenía muy claro de la manera que quería abordarlo, no quería provocar lágrimas fáciles ni sentimientos de tristeza, quería que mi positivismo y mi energía se vieran en el proyecto, así que procuré centrarme en ese tipo de carga emocional para que precisamente, no lo fuera, de ahí el nombre del proyecto, para intentar no olvidar durante todo el proceso el objetivo final.

¿Notaste en ti una evolución emocional una vez acabaste el proyecto?

Como en todas las cosas que hago intento sacar lo máximo posible, en un tema tan introspectivo es imposible no escucharte y cambiar cosas para crecer como persona.

¿Qué hay que tener claro antes de empezar un proyecto tan íntimo como el tuyo?

Aunque no sepas como va acabar siendo explicada la historia, como era mi caso, tenía muy claras las bases de centrarme en mí, no en como me veían los demás, sentía que en esto tenía que ser yo lo más importante, así que supongo que en cierta manera podría decirse que lo que tenía claro es que iba a ser egoísta en este sentido, y escucharme a mí misma.

El primer año que decidiste dedicarte a la fotografía de forma profesional ganas un Lux de Bronce en la categoría Reportaje Social. ¿Qué sentiste al recibir tal galardón?

Incredulidad, porqué creo en mi menos de los que me gustaría y necesito constantemente del refuerzo de los demás para sentir que mi trabajo realmente puede llegar a ser interesante. Recibir el premio justo cuando todo comienza, es una descarga de energía para todo lo que tiene que venir!

¿Qué aspecto te interesa más de la fotografía?

La belleza, siempre me muevo por la composición bella de la fotografía, al igual que las fotografías que más me atraen son las que me parecen puramente bellas. Obviamente la belleza la encuentro igual en muchos otros aspectos que los meros estéticos, y a medida que mi cultura visual aumenta, la belleza aparece en los lados más insospechados.

Entrevista: Tatiana Moret Ruz

Entrevista a Aleix Plademunt

Aleix Plademunt es uno de esos fotógrafos que se pregunta cosas continuamente. Y son cuestiones casi siempre imposibles de contestar acerca de la relación del hombre con su entorno. Su cámara de placas se convierte en su particular bisturí con el que disecciona su mundo de forma minuciosa. Entre sus proyectos están ‘Dubailand’, ‘Nada’, y su último proyecto, ‘Almost There’ (2013) que  ha sido copublicado por MACK y Ca l’Isidret Edicions y ha sido expuesto en París y Barcelona. Es el creador junto a Roger Guaus y Juan Diego Valera de Ca l’Isidret Edicions, proyecto editorial que le permite disfrutar de forma libre la fotografía y publicar sus propios proyectos. Formará parte junto a Juan Diego Valera e Israel Ariño del equipo de tutores del próximo curso Edita y produce tu fotolibro de El Observatorio.

Tu obra siempre ha sido muy elaborada y muy conceptual, pero aun así se advierte un giro en tu trayectoria. ¿Cuándo y cómo ocurrió?

Desde mis primeros proyectos todas las fotografías persiguen ideas e intenciones. Siempre he intentado generar imágenes que pongan en cuestión algunas de las ideas que me inquietan en ese momento. Siempre ha persistido mi interés por la relación y vínculo que tenemos con nuestro entorno. Todo mi trabajo gira alrededor de esa idea. Algunos proyectos son más directos o evidentes, otros tal vez un poco menos. En algunos uso las intervenciones e instalaciones y otros son más descriptivos o documentales. Pero todos ellos generan preguntas y algunas pocas veces respuestas acerca de nuestra relación con las cosas. Fotografío el hombre a través de sus hechos, de sus rastros, de sus pensamientos, si es que estos se pueden fotografiar.

No siento que haya habido un giro en mi trayectoria. Cada proyecto es consecuencia del anterior. Los intereses han persistido.

Tu última obra ‘Almost There’(2013) es tu obra más críptica, que requiere ir despacio para captar las muchas lecturas que plantea. ¿Cuál es el mensaje que en esencia querías transmitir con este trabajo?

No creo que sea críptico. Ciertamente no es un álbum de paisajes, el lector se da cuenta enseguida de que debe haber algunas ideas detrás de las imágenes. El libro tiene varias capas, pero también niveles de lectura. Utilizando una narración discontinua el libro presenta imágenes de objetos, sujetos, lugares y situaciones muy distantes entre sí. Mi intención es que rápidamente se lea que el libro gira entorno a la idea de distancia. En ese punto empieza el libro.

Si este primer concepto es del interés del lector, éste se sumerge en el libro para empezar a reflexionar sobre esta cuestión y empezar a diseminar todas las capas de significado que el libro conlleva. El título del libro aparece en la penúltima página. El lector se enfrenta con un libro sin texto y sin ninguna información más que las propias imágenes. El lector debe abandonar la posición pasiva en su lectura y participar activamente en la comprensión. Hay un trabajo de edición, de ritmo, de narración para que las preguntas y significados se vayan presentando poco a poco. Todas las imágenes tienen su razón de estar. No hay imágenes gratuitas. En la penúltima página expongo mis intenciones con un pequeño índice para cada imagen con el fin de compartir mis inquietudes. El libro se llama Almost There. El título en sí presenta una frustración. El casi nos desvela que no estamos allí, que solamente casi. Tal vez nunca estaremos allí. Tal vez nunca llegaremos a entender las cosas del todo (ni el propio libro).

Cuando uno se sumerge en el libro, se da cuenta que el concepto inicial de distancia es una excusa para presentar una idea más abierta y compleja; las cosas no son solo de una manera. Las cosas no son solo blancas y negras como la última foto del libro.

Este trabajo se ha publicado en formato libro y en formato exposición. ¿Qué planteamiento has utilizado para cada uno de los dos formatos?

Cada soporte requiere un proceso de trabajo diferente. Evidentemente no es lo mismo un objeto que sostienes en las manos, que un espacio por el que puedes caminar. Por lo tanto los planteamientos son totalmente distintos, pero el objetivo de ambos debe ser transmitir las mismas ideas y conceptos planteados en el proyecto.
Entiendo que antes que el libro o la exposición existe un proyecto fotográfico, con sus intenciones y con sus conceptos que hay que saber trasladar a cada soporte que se quiera trabajar.

Ca l’Isidret es la editorial que creaste junto a Roger Guaus y Juan Diego Valera con la finalidad de editar vuestros propios libros de fotografía. ¿Cómo lográis convergir en un proyecto común vuestras diferentes formas de vivir la fotografía?

El proyecto es común, pero plural. Esto es lo bonito del proyecto. Para nosotros es una escuela de amistad, de vida y de fotografía. La singularidad de cada uno nos ha hecho tener una visión de las cosas mucho más amplia.

¿Qué proyectos tienes entre manos ahora?

Acabo de regresar de un viaje de cinco semanas por Suiza, Hungría, Eslovaquia. Desde hace un año estoy trabajando en un nuevo proyecto que seguramente me va a tener entretenido los próximos meses y años. Espero que se pueda publicar y lo podáis ver.
Con Ca l’Isidret Edicions hemos publicado un nuevo libro: Diente de chucho, de Juan Diego Valera. Llevábamos bastante tiempo trabajando en él. Los tres estamos muy contentos de como ha quedado. ¡Es un librazo! Personalmente estoy muy contento por Juan.

¿Cuál es tu vinculación con El Observatorio como fotógrafo?

Eugeni y Camilla me contactaron para colaborar puntualmente con la escuela. Me encantan ellos y su proyecto. Me identifico con el método que imparten, la energía y la pasión con la que viven y comparten la fotografía. Los valores que transmite la escuela son tan o más importantes que las materias fotográficas. Detrás de la cámara siempre debe haber una persona.

Entrevista: Tatiana Moret Ruz.

Entrevista a Rita Puig-Serra Costa

Coordina junto a Dani Pujalte el próximo curso ‘Edita y produce tu fotolibro’ de El Observatorio.  Después de estudiar humanidades, literatura comparada y diseño gráfico siente la llamada de la fotografía. Con su proyecto final en el curso de Fotografía Documental de Autor ‘Mama’ empieza a ser reconocida en festivales como Paris Photobook Fest, Pa-ta-ta, Festival Circulation(s) y es seleccionada en Descubrimientos PhotoEspaña 2014. Su trabajo es publicado en diferentes  publicaciones especializadas en fotografía, hasta que la prestigiosa editorial Editions Du Lic decide publicar su proyecto en formato libro bajo el título ‘Where Mimosa Bloom’.  La suya es una trayectoria intensa que no ha hecho más que empezar, y con un punto de partida mágico: el recuerdo de su madre.

¿Qué recuerdo tienes de tu paso por El Observatorio?

 Recuerdo mi paso por El Observatorio como un año bastante duro, pero muy productivo. Tuve que compaginar el trabajo en la editorial, con un máster y desarrollar el proyecto, que era lo que más me motivaba. El Observatorio ha sido mi puerta de entrada a la fotografía, donde aprendí a no tener miedo de querer hacer lo que me gustaba, a compartir la evolución de los proyectos con los demás, a aceptar las críticas y sobre todo a trabajar duro. La verdad es que hicimos un buen grupo, mucha piña, creo que aprendimos mucho los unos de los otros, y de cada uno de los profesores que tuvimos, en un ambiente muy cercano, en el que nos encontrábamos todos muy a gusto.

Tu proyecto ‘Where Mimosa Bloom’ está entre los seleccionados en Descubrimientos PhotoEspaña 2014 y ha sido publicado por Éditions Du Lic. ¿Te imaginabas que tu trabajo iba a llegar hasta aquí? Explícanos como has vivido esta experiencia.

No me esperaba para nada que el proyecto fuera seleccionado en estos festivales. De hecho, no me imaginaba que nadie más allá de mis familiares y amigos se fuera a interesar por el libro. Cuando lo hicimos, nuestra idea era hacer algunos pocos ejemplares para regalar a la familia, pero los troqueles del principio encarecían muchísimo los costes de producción. Con Dani, que me ha ayudado mucho en todo, decidimos que íbamos a hacer los troqueles nosotros mismos, pero igualmente envié el vídeo de la maqueta a algunas editoriales. Fue por probar, para no pensar luego que no lo había intentado. Y nada, pasaron los días y cuando ya pensábamos que no íbamos a recibir respuesta y estábamos buscando la manera de autopublicarlo, recibí un email de Éditions du Lic, una editorial noruega. Decían que les había gustado mucho el libro y que querían publicarlo. Casi me da algo! Y con Photoespaña lo mismo, tampoco me lo esperaba, y fue una buena sorpresa y una buena oportunidad de enseñar el libro, que justo acababa de salir… Y sobre todo, y con lo que me quedo, una oportunidad de conocer a gente muy interesante.

¿Principalmente qué querías comunicar con tu proyecto? ¿Por qué un fotolibro?

Quería hablar de mi madre, de su mundo, de sus cosas, y de la relación que tenía yo con ella. De alguna manera, quería hacer algo físico que te remitiera a ella y a su universo. Des del principio tenía claro que quería hacer un libro. Era algo para la familia y no me imaginaba una manera mejor de darle forma. De hecho, me acuerdo del primer día que fui al Observatorio y estuve hablando con Eugeni de la idea que tenía del proyecto, y aunque todavía no había hecho ninguna foto tenía claro que quería que fuera un libro.

Me imagino que en un tema como el que abordaste contabas con un sinfín de imágenes. ¿Cómo fue el proceso de edición?

 El proceso de edición fue bastante largo, pero no había prisa. Tuvimos las fotos en la mesa del comedor durante meses. Íbamos cambiando el orden, sacábamos fotos, buscábamos nuevas, lo dejábamos reposar… Y otra vez lo mismo. Supongo que cuando llevas tanto tiempo con algo siempre va bien que lo vean ojos nuevos. Y un día vino a casa Aleix (Plademunt), y nos ayudó mucho a acabar de cerrarlo. Desde fuera él veía cosas que nosotros no habíamos pensado, y este fue el empujón que necesitábamos para acabar de decidir los últimos detalles y darlo por terminado. Después con la editorial hicimos algún cambio, pero mínimo.

Una vez terminado el trabajo, ¿Algo cambió en ti, en tu manera de vivir y sentir personalmente y fotográficamente?

 Algo cambió seguro. No sabría decir muy bien qué, pero creo que la ilusión de ver el libro publicado me ha dado fuerzas para querer continuar haciendo más cosas. Aprendí mucho con todo el proceso del libro, supongo que el gran cambio está allí, en todo lo que he aprendido. Desde las primeras charlas con Eugeni y Cami hasta encontrarme en la imprenta tirando 500 ejemplares… Y ahora, una vez ha pasado, todo sigue igual. Toca seguir aprendiendo de nuevos proyectos, de la gente que me rodea y seguir haciendo fotos.

Háblanos de tus temores a la hora de abordar un proyecto fotográfico íntimo.

Ui, temores tenía muchos. Además, al tratarse de mi primer proyecto todo era muy nuevo. Mi principal preocupación era que las fotos quedaran como yo quería. Con los bodegones, por ejemplo, me costó bastante. Aunque sean súper sencillos, nunca había hecho bodegones y tuve que repetir las fotos bastantes veces… Luego con los retratos igual, algunos los tuve que repetir muchas veces. Ensayo error, ensayo error.

En cuanto a cómo abordé algo tan íntimo, la verdad es que no me había preocupado hasta qué punto estaba mostrándome hasta que me di cuenta de que se iba a publicar y lo iba a ver mucha más gente de la que yo había pensado. Entonces fui realmente consciente de que el trabajo era muy personal y tuve algunas dudas, como por ejemplo si incluir la carta del final o no. Pero el trabajo era así, y preferí no cambiar nada, dejarlo tal cual. Sino me parecía que quedaba un poco cojo… Y que no era del todo de verdad.

En todo caso, si volviera a hacer un proyecto tan personal, haría lo mismo. Creo que lo mejor es empezar siempre por hacerlo de la forma más sincera posible.

Entrevista: Tatiana Moret Ruz.

Entrevista a Eugeni Gay Marín

 Es junto a Camilla de Maffei el ideólogo y fundador de El Observatorio, donde además es tutor en el Curso de Fotografía Documental de Autor. La fotografía le acompaña desde hace años, ya sea en sus múltiples viajes, como en las diferentes escuelas en las que ha impartido clases. Entre sus proyectos están ‘Sikhs’, ‘Yak-42’, ‘Dioses de Alquitrán’ y ‘Desde la Isla Cuántica’, con el que ha sido galardonado en el Festival de Arles y con el que ha recibido el premio Nuevo Talento Fnac de Fotografía 2014. Su último proyecto, aún en desarrollo, lo llevará en breve a visitar por sexta vez una pequeña isla de Bolivia en busca de más historias, vivencias, y nuevos sentidos y conexiones a través de la fotografía.

Cuéntanos como fueron tus inicios en la fotografía.

Podría empezar diciendo que alguien me regaló una cámara de pequeño y que ese momento me cambió la vida, pero no, la verdad es que nunca me había interesado por la fotografía hasta que no empecé a viajar. Me di cuenta que podría ser una manera de poder pagarme los viajes y por qué no, vivir de ello. Antes de ponerme con la fotografía decidí terminar la carrera de biología y buscar trabajo de biólogo para ver si me gustaba, pero no fue así, así que me metí en la fotografía de lleno. Estudié dos años y me quedé de profesor en la escuela. Este fue mi paso a la fotografía, a través de la docencia. Compaginaba las clases con mis viajes y proyectos personales.

-¿Cómo y por qué nació El Observatorio?

El como nació fue a través de un par de cervezas con una buena amiga, Camilla, en las que salió la idea de montar algo. Muchas de estas cosas se quedan en el bar, pero en este caso fructificó.

El porqué es más complejo, yo llevaba ya 7 años dando clases en la escuela donde estudié, una de las grandes escuelas de fotografía de Barcelona,  y ya hacía tiempo que me había dado cuenta que todo aquello que me habían enseñado y todo aquello que yo enseñaba tenía poco que ver con el mundo real del fotógrafo. Aprendí mucho más por mi cuenta, dándome “golpes” contra todo, que en todos esos años. Era una especie de burbuja en la que se creaban necesidades ficticias enfocadas a poco más que retener a los alumnos prometiéndoles que al año siguiente aprenderían más.

Yo tenia años de experiencia dando clases y Camilla a parte de tener experiencia como profesora había montado una pequeña escuela, El Ampliador 1913, así que nos lanzamos a la piscina.

La idea era explicar todo aquello que nos habíamos encontrado en nuestro trabajo como fotógrafos documentales y de autor,  sacar lo superfluo e ir al grano con las cosas que consideramos importantes. Rodearnos de jóvenes fotógrafos con grandes carreras fotográficas para que también pudieran aportar su experiencia y que además al ser jóvenes tuvieran muy presente el momento vital de los alumnos. Apostamos por proyectos a largo plazo, mucho trabajo e implicación. También teníamos claro que no queríamos ser una escuela “embudo”, es decir una escuela en la que todo el mundo entra distinto y salen todos iguales. Por eso hay tanta gente distinta que participa en las clases y los visionados, hay veces que pueden haber hasta 3 y 4 profesores en una clase. Siempre decimos que más que guiar los proyectos acompañamos al alumno en su proceso.

-Con tu proyecto ‘Desde la Isla Cuántica’ has dado un giro a tu anterior trayectoria. ¿Qué diferencia hay entre tu anterior concepción de la fotografía y la de ahora?

Para mi la concepción de la fotografía creo que no ha cambiado, lo que sí ha cambiado es la forma de trabajar. Llegó un momento en que me cansé de viajar y hacer fotos, me di cuenta que no entendía nada de los lugares, ni empatizaba con la gente. Tampoco me servía ya hacer reportajes en los que te vas unos días a un sitio, disparas mucho y luego editas para una revista o lo que sea. Decidí hacer un parón, reflexionar sobre lo que estaba haciendo y arrancar de otra manera. Así empezó el proyecto “Desde la Isla Cuántica”, muy a largo plazo, haciendo lo que me daba la gana, no dándome por satisfecho casi nunca y trabajando mucho tanto allí  como aquí revisando mil veces las fotos, buscándoles sentido y conexiones entre ellas. A pesar de que no me gustan las etiquetas sigo considerándome un fotógrafo documental clásico, aunque a raíz de este proyecto la gente me ha colocado en la parte más “artística” de la fotografía. Yo sinceramente no lo veo claro, me es muy difícil definirme.

-‘Desde la Isla Cuántica’ es un proyecto todavía en evolución. ¿Hacia dónde pretendes que evolucione?

Este proyecto está en evolución desde el principio. Así como en otros proyectos tenía muy claro al empezar donde quería que fueran, en éste no tenía ni idea, necesité 5 viajes para empezar a saber donde iba. Ahora haré el sexto y es la primera vez que tengo las ideas claras de lo que quiero, eso en parte me parece bien y me da ganas de trabajar, pero a la vez me da un poco de miedo ya que será romper la forma de trabajar en la que hacía fotos sin un objetivo muy claro, y pienso que esto le puede quitar frescura al trabajo. Veremos…

-Has recibido numerosos premios. El más reciente es el premio Prix Révélation SAIF 2014 del festival de Arles. ¿Qué supone para ti esta serie de reconocimientos?

Uff, esto de los premios es un tema a parte. Evidentemente a uno siempre le gusta que le reconozcan el trabajo, cosa que hace que tengas más ganas de seguir. El problema viene en lo que se ha convertido esta profesión. Tal y como han ido las cosas, nos han convertido a todos en marcas y tu marca será más potente o menos en función de cuantos premios hayas ganado, en qué galerías y festivales has expuesto o en qué medios has publicado. Hay muchos fotógrafos y cada vez se paga menos y en menos lugares, así que si quieres poder pagarte el alquiler de tu casa con tu trabajo tienes que entrar en este mundo de los premios y el reconocimiento. Sabiendo que es un mundo completamente subjetivo (como tiene que ser ya que la fotografía es subjetiva) y que esto es como una rueda en la que es más sencillo ganar, exponer y publicar más, cuando ya has sido premiado, no quiere decir que tu trabajo sea mejor que otros, sino simplemente que por alguna razón a alguien le ha gustado.

-¿Cuál será tu próximo viaje o tu próxima ‘isla’?

Mi próximo viaje será otra vez a Bolivia, quiero terminar el proyecto “Desde la Isla cuántica” siento que ya tiene que llegar a su fin y quiero empezar otro proyecto nuevo allí, aunque creo que será sin tanta implicación como el de la isla.

A parte tengo pensado otro proyecto a otra isla, aunque para este necesito financiación ya que no me llega el presupuesto. Y por último me queda un gran reto para mí, que es el de hacer un proyecto en Barcelona. Nunca lo he hecho y pienso que no puede ser que siendo de aquí no haya retratado mi realidad. No obstante, para mí es muy complicado, espero poder hacer algo a lo largo de 2015.

Entrevista: Tatiana Moret Ruz.

Tatiana Moret / Línea Discontinua

Tatiana Moret nos presenta su proyecto «Línea Discontinua», un proyecto a cuatro manos entre ella y su padre, realizado durante el curso Fotografía Documental de Autor.

‘Línea Discontinua’ es un proyecto dedicado a mi padre, que murió hace más de un año y medio. Una serie de fotografías industriales y de gasolineras que él mismo tomó se transformaron en mi guía para recorrer lugares, personas, recuerdos y paisajes que me acercaran más a él. Es un trabajo común – con imágenes suyas y mías- de búsqueda y de reencuentro con él a través de su universo fotográfico.

La línea discontinua es una imagen que se repite a lo largo de mi viaje y que simboliza lo que me une y a la vez separa de mi padre. Habla sobre lo que está y lo que no está. Es una línea que se rompe, pero que aun así puede prolongarse hasta el infinito.

Puedes ver el trabajo entero en YouTube

Visita nuestra web si quieres ver más trabajos de nuestros alumnos www.elobservatoriophoto.com

Cristina Níspero / Family D.R.E.A.M.

Proyecto realizado en collage durante el curso Fotografía Documental de Autor.

Cristina Níspero nos presenta Family D.R.E.A.M.

El proyecto habla de las relaciones familiares, pero sobretodo de los recuerdos y de cómo se transforman a medida que pasa el tiempo. La distancia hace todo más confuso pero la fotografía ha sido una herramienta para volver al pasado y al mismo tiempo conservar el presente.

Con la intención de analizar mi historia he empezado a revisar las fotos de archivo, aquellas que todas las familias conservan por generaciones en sus álbumes. Por otro lado he comenzado a construir nuevas imágenes tomando fotografías de casa de mi abuela y mediante la técnica del collage las he ido combinando. La idea es ambientar el proyecto en un sueño ya que las imágenes son oníricas y están basadas en los recuerdos.

Puedes ver el trabajo entero en nuestro canal vimeo

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